En el vibrante mundo del flamenco, donde la pasión y la emoción convergen en una explosión de expresión artística única, existen figuras enigmáticas y conmovedoras que han dejado una profunda huella en la tradición, siendo una de ellas la de las «plañideras». Estas mujeres apasionadas y melancólicas que lloraban y lamentaban en los funerales, fueron uno de los tesoros ocultos y más misteriosos del flamenco.
En este blog, profundizaremos sobre el vínculo entre las plañideras y el flamenco, realizando un auténtico viaje a través de la pasión, el duelo y la música.
En el siglo XIX existió la costumbre de contratar a mujeres para asistir a funerales y expresar el dolor a través del llanto, el lamento y el cante . Siendo muchas de estas mujeres gitanas, desempeñaron un papel importante en las ceremonias fúnebres, y sus voces eran consideradas poderosas para evocar emociones y expresar el dolor de la pérdida.
De la Playera a la Seguiriya
El origen de este cante data de principios del siglo XIX, surgiendo probablemente a partir de los cantos de plañideras, por lo que se conoce este palo también como «Seguidillas playeras», posiblemente por deformación del término plañidera. El nombre de seguiriyas tiene su origen en la transformación idiomática de seguidilla – seguirilla, género considerado como el cante jondo por antonomasia.
El misterio que rodea el origen de las seguiriyas en el mundo del flamenco ha sido objeto de debate y estudio. Según García Matos, estas profundas canciones flamencas tienen un posible antecedente en la seguidilla castellana, y señala a una ópera de 1820 llamada «La máscara afortunada» como un punto de referencia interesante. En esta ópera, existe un número titulado «Las Playeras» que presenta una métrica idéntica a la que se utiliza para cantar la seguiriya flamenca. Esta similitud con la endecha, que era cantada por las plañideras en momentos de duelo, lleva a la hipótesis de que las primeras seguiriyas se inspiraron en el tema de la muerte y se concibieron como cantos de duelo.
Es importante destacar que muchas de las endecheras eran gitanas, y esta conexión étnica contribuyó al surgimiento de las llamadas «seguirillas gitanas». Antonio Machado y Álvarez, conocido como Demófilo, menciona la existencia de la seguidilla gitana, que era considerada tanto playera como seguiriya en ciertos períodos. Esto sugiere la interconexión entre estos estilos dentro del mundo del flamenco.
Las seguiriyas ocupan un lugar especial en la tradición flamenca, siendo consideradas un cante básico y un género complejo. Junto con la soleá, actúan como catalizadores para muchos de los elementos que conforman la estética flamenca en su conjunto. Algunos estudiosos ven a la playera como un eslabón intermedio entre la toná y la seguiriya, ya que ciertos elementos de las tonás han dado lugar a géneros posteriores, incluyendo la seguiriya.
¿Habías imaginado alguna vez esta conexión?